Oh, mi pequeño niño

Presentación de la Virgen María en el Templo, Tiziano.

«Te ruego por los cielos, por los frutos de la tierra y por todos los que en ella habitan. Reconcilia al mundo entero, pues tú naciste de mí, oh mi pequeño niño, Dios antes de los siglos.

No soy solo tu madre, salvador misericordioso; no es en vano que amamanto al dador de leche, sino que te ruego por todos los hombres. Me has hecho la voz y el honor de toda mi raza; la tierra que has hecho tiene en mí una protección segura, un baluarte y un apoyo. Hacia mí dirigen su mirada aquellos a quienes expulsaste del paraíso de las delicias, porque yo los conduzco allí; que el universo tome conciencia de que tú naciste de mí, oh mi pequeño niño, Dios antes de los siglos».

San Romano, el Meloda, Himno de la Natividad

esconderse

 «San José el Santo de la vida oculta 
(...) 
Esconderse, es quitarse preocupaciones inútiles... 
vivir vida interior, alcanzar la intimidad con Jesús, 
matar la envidia en su raíz, no engreírse, 
tenerse por inferior a todos, 
y un mundo de bienes espirituales...
 
Solo las almas que han sabido esconderse 
han sabido salvar almas. 
(...) 
Escóndanse en ese Corazón divino»

Santa Madre Maravillas recoge este fragmento de una carta que el P. Alfonso Torres, S.J. les escribió a las Madres Carmelitas descalzas del Cerro de los Ángeles para la festividad de San José. 

Imagen Alex_Gruber by unsplash. 

apasionada disponibilidad


*v=V=S es la fórmula de la santidad 
que escribía San Maximiliano Kolbe a los jóvenes

«Santa Teresa de Ávila afirma: «Es evidente que la suma perfección no está en las dulzuras interiores, en los grandes éxtasis, en las visiones y en el espíritu de profecía, sino en la perfecta conformidad de nuestra voluntad con la de Dios, de modo que queramos, y con firmeza, lo que sabemos que es su voluntad, aceptando con la misma alegría tanto lo dulce como lo amargo, según Él quiera». [1] 

A estas palabras corresponde la experiencia de San Juan de la Cruz, según el cual el ejercicio de las virtudes es el germen de la apasionada disponibilidad para Dios, de modo que su voluntad y la nuestra se convierten en «una sola voluntad en un consentimiento pronto y libre», [2] hasta la transformación del amante en el Amado. [3]»

Papa León XIV, 13 noviembre de 2025
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[1] Santa Teresa de Jesús, Fundaciones 5, 10; cf. Id., Castillo interior, I, 2, 7; II, 1, 8.

[2] San Juan de la Cruz, Llama de amor viva 3, 24.

[3] Cf. Id., Cántico espiritual, 22, 3.

«porque el Amor vive · un reloj se detiene, un almendro seco florece» / Raúl Eguía Recuero, escritor

«porque el Amor vive · un reloj se detiene, un almendro seco florece» Raúl Eguía Recuero, escritor.

rendirse del todo

Vuestra soy, para vos nací:
¿qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón,
yo le pongo en vuestra palma:
mi cuerpo, mi vida y alma,
mis entrañas y afición.
Dulce Esposo y redención,
pues por vuestra me ofrecí:
¿qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida;
dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad;
dadme guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida,
que a todo digo que sí:
¿qué queréis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme infierno o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo:
pues del todo me rendí,
¿qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración;
si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
solo hallo paz aquí:
¿qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que esté holgando,
quiero por amor holgar;
si me mandáis trabajar,
morir quiero trabajando:
decid dónde, cómo y cuándo,
decid dulce Amor, decid:
¿qué mandáis hacer de mí? 

Amén.

Santa Teresa de Jesús

conviene callar y adorar y cantar


«¿Quién puede valorar las maravillas de la gracia
que se han dado en los corazones? 
Conviene callar y adorar, confiando humildemente
en la acción misteriosa de Dios y cantar su amor infinito: 
"¡Misericordias Domini in aeternum cantabo!" 
[Cantaré eternamente las Misericordias del Señor]»

San Juan Pablo II, Novo millennio ineunte