«La presencia de Jesús en el Tabernáculo ha de ser como un polo de atracción para un número cada vez mayor de almas enamoradas de Él, capaces de estar largo tiempo escuchando su Voz y casi sintiendo los latidos de su Corazón.
“¡Gustad y ved qué Bueno es el Señor” (Sal 33, 9)»
San Juan Pablo II