conviene callar y adorar y cantar


«¿Quién puede valorar las maravillas de la gracia
que se han dado en los corazones? 
Conviene callar y adorar, confiando humildemente
en la acción misteriosa de Dios y cantar su amor infinito: 
"¡Misericordias Domini in aeternum cantabo!" 
[Cantaré eternamente las Misericordias del Señor]»

San Juan Pablo II, Novo millennio ineunte