cualquier cosa que suceda

«Cualquier cosa que suceda, Señor, Tú que tienes todo en tu mano, y cuyos caminos son justicia y verdad; cualquier cosa que Tú hayas decidido para mí...; Tú que eres siempre juez justo y Padre misericordioso, yo te amaré, Señor (...), te amaré aquí, oh Dios mío, y esperaré siempre en tu Misericordia, y repetiré siempre tu alabanza... ¡Oh Señor Jesús, Tú serás siempre mi esperanza y mi salvación en la tierra de los vivos!» 

San Francisco de Sales