«Cristo ama la infancia que al principio él mismo asumió tanto en su alma como en su cuerpo. Cristo ama la infancia que enseña humildad, que es la norma de la inocencia, el modelo de la dulzura. Cristo ama la infancia, hacia la que orienta la conducta de los adultos, hacia la que conduce a los ancianos y llama a imitar su propio ejemplo a aquellos que deseen alcanzar el reino eterno»
San León Magno